viernes, 3 de mayo de 2013

Se compadece

La experiencia natural del creyente es la oración, es el lenguaje del alma sedienta de gracia. No tiene nada que ver con un ritual, es comunicación divina, pero también humana. Todos necesitamos descargar nuestros dolores y ansiedades al Omnipotente, la ansiedad es la pesadilla de los que están despiertos. Cuando oramos le damos cabida a Dios a nuestro mundo, y por la fe, entramos al reino de los cielos. Jesucristo, la puerta y acceso directo al Padre, es el único mediador entre Dios y los hombres de un nuevo y mejor pacto. Cuando clamamos con dolor por el favor que no tiene precio, Jesús se compadece, como en la cruz, pide al Padre su benevolencia para nosotros, pero ahora desde el trono donde “todo es Posible”.

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