viernes, 10 de mayo de 2013

¡Vigilantes!

Nuestra manera de hablar abre espacios de acción o establece límites a nuestros interlocutores. Ciertamente, debemos ser vigilantes de nuestras palabras, pues por medio de ellas hasta consentimos a algunos discernir los secretos del corazón. Subestimamos a nuestros escuchas cuando olvidamos que “de la abundancia del corazón habla la boca”. ¡Cuidado! De ella proceden vida y muerte, tormenta y paz, pueden abrir los cielos pero también cerrar los corazones. Jesús, siempre tenía a flor de labios las proporciones justas, era preciso y transparente. Estableció prioridades, abrió las ventanas del pensamiento humano, explicó los objetivos divinos y fijó las coordenadas de lo santo, lo pagano, lo terrenal y lo celestial. Comunicar no es sólo reproducir pensamientos y sentimientos, es ser un eco de su divinidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Arrestan a padre que “castigó” a su hija con un block en la cabeza

La Policía Nacional apresó al padre que “castigó a su hija de siete años, en la comunidad de Moca, haciéndola cargar un block. En las...