jueves, 6 de diciembre de 2012

¡Habita!


La presencia del Señor es el lugar íntimo al que todos sus hijos tienen acceso.  En su corazón existe una habitación donde podemos estar a solas con Él y nuestras situaciones.

En el Salmo 91, nos promete que si “habitamos al abrigo del Altísimo, moraremos bajo la sombra del Omnipotente”, y estaremos fuera de peligro.

¡En sus brazos encontramos la máxima seguridad! Salir a la calle hoy día, a cualquier hora, es exponerse al peligro hasta de muerte, y aún en nuestras casas pueden tomarnos por asalto.

Dios te llama a mantenerte tan cerca de Él, como nunca. No le busques únicamente cuando le necesitas, no se trata de visitar, sino de habitar. Cuando Dios está cerca el mal permanece lejos. ¡Sólo Dios puede librar!

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