sábado, 17 de noviembre de 2012

¡Los intocables!


2 Samuel 23:6 relata unas muy particulares expresiones del rey David: Pero los malvados son como espinos que se desechan; nadie los toca con la mano, se recogen con un hierro o con una lanza y ahí el fuego los consume.

De que manera tan fiel y natural se cumplen las leyes de la vida, asombra y causa espanto con la precisión y continuidad legal que son supervisadas, el cielo no yerra, no borra, no pierde tiempo, no encuesta ni respira.

A su tiempo, opera sin restricciones para liquidar cuentas, establecer su autoridad, y quienes se consideraron intocables ante la justicia humana quedan desnudos ante el escrutinio divino.

¡Nadie los toca con la mano, sólo queda el martillo o Jesús!

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