Con apenas 17 años, vivir con el temor de morir en un instante bañada en su propia sangre es una pesadilla que atormenta a esta joven desde el 18 de noviembre del año pasado.
Delfina Cedeño comenzó a sudar sangre una tarde cuando comía helado con unos amigos en Verón, Bávaro.
Actualmente, la adolescente está interna desde el jueves en la Clínica Cruz Jiminian, en el sector Cristo Rey de la capital, luego de ser ingresada 56 veces en diferentes hospitales de la ciudad, sin respuesta alguna a su rara condición.
Sin obtener respuestas por parte de los médicos, dice que solo le queda entregar su condición a Dios.
Mariana Cedeño, madre de la paciente, está agradecida por las atenciones que le ha brindado el doctor Félix Antonio Cruz Jiminián, apoyo que no encontró en ningún otro médico.
“Yo llevé a mi hija a la Plaza de la Salud, y le dieron de alta sangrando, y los médicos sólo me dijeron llévatela que no hay nada que hacer con ella”, explicó.
“Ya no tengo ni como alimentarla”, así expresa entre llantos Mariana, quien no ve la hora en que le digan que su hija está curada y que se la pude llevar a casa.
Precisó que su hija pesa 135 libras de 185 que tenía antes de enfermarse, además de que se desmaya cuando le da el sol.
La dama trabajaba en el Hotel Club Men como camarera, pero dejó el empleo para dedicarse por completo al cuidado de su hija, lo que conllevó hipotecar la casa para pagar los gastos de las veces que estuvo ingresada en clínicas.
La joven madre dijo que al principio la llamaron loca, buscó ayuda pero no la recibió, hasta ir donde el doctor Cruz Jiminián, que a través de su fundación está haciéndose cargo de su hija sin ningún costo. “Dios bendiga a este doctor”, precisó.
El padre de Delfina la abandonó a ella y a su madre cuando la niña tenía dos meses de nacida, por lo que no recibe ningún tipo de apoyo de su progenitor.
“Quedé sorprendido cuando vi a la paciente, es el primer caso que veo en mis años de médico”, precisó Cruz Jiminián.
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