Esa misma queja se multiplica en otros pacientes que acuden al hospital regional José María Cabral y Báez, el más importante de aquí, y al que además llegan pacientes de otros pueblos de la región del Cibao y hasta desde Haití.
“No quieren atender a mi madre porque no hay camas, pero hay muchos haitianos que las están ocupando”, se queja Aralkiria Fernández, quien junto a otros hermanos esperaba cerca de la emergencia del Cabral y Báez, a fin de que le dieran ingreso a su madre.
“Dicen que a pesar de que son extranjeros ilegales, también son seres humanos y no pueden tirarlos al piso para darle la cama a otro paciente porque eso sería discriminación”, comenta.
Así de cruda es la realidad cotidiana de los hospitales públicos de la provincia de Santiago. Es más allá de lo que se percibe desde afuera y del ambiente que presentan sus autoridades.
Los pacientes, médicos y personal de estos centros son fieles testigos de lo que se vive, al ver cómo se deterioran muchas áreas importantes de servicio y también sus estructuras físicas.
Además del Cabral y Báez, aquí operan los regionales Arturo Grullón, pediátrico, y el Presidente Estrella Ureña, del Seguro Social, a los que acuden pacientes, no sólo de las 14 provincias del Cibao, sino también de otras zonas, así como de algunas partes de Santo Domingo, del Sur y del Este del país.
Asimismo, funcionan cinco centros periféricos que maneja el Ministerio de Salud Pública ubicados en Bella Vista, Cienfuegos, ensanche Libertad, Pekín y Monte Adentro, así como el hospital semiregional de Navarrete.
El ex presidente de la regional Norte del Colegio Médico Dominicano (CMD), Manasés Peña, dice que ese importante hospital siempre tiene problemas con el servicio de los ascensores y que los aires acondicionados del área de Emergencia tienen dificultades.
Expone que hay problemas con el suministro de insumos a los laboratorios, debido a que a las casas suplidoras no se les paga a tiempo y por eso los pacientes muchas veces tienen que salir del hospital y dirigirse a otras partes para hacerse los análisis.
Peña sostiene que desde hace tiempo el sistema de bocinas del hospital está dañado, por lo que sugiere que se rehabilite, debido a que ese servicio es de vital importancia para garantizar una atención de salud más eficiente a los pacientes.
Sin embargo, reconoce que las unidades de rayos X y tomografía en los últimos meses están funcionando bien. El médico critica las elevadas cuotas de recuperación que se les cobra a los pacientes y la abultada nómina que hay en el mismo, ya que actualmente tiene más de tres mil empleados.
Sostiene que similares problemas enfrentan cuatro de los cinco hospitales periféricos de Santiago y los subcentros de los demás municipios de la provincia.
Allí muchos pacientes permanecen internos hasta tres meses, cuando lo normal sería tratarles su gravedad o su dolencia delicada y luego transferirlos a otras salas, de acuerdo al gremialista, aunque afirma que una comisión del CMD trata de buscarle una salida a esa problemática, junto al director del centro, Nelson Báez Noyer.
Pero también carece de medicamentos y en ocasiones de material gastable. A eso se suma que el centro hospitalario está desbordado por el alto número de usuarios a quienes brindan servicios, provenientes de las 14 provincias del Cibao, sin contar con la gran cantidad pacientes haitianos, que incluso llegan desde Haití en busca de servicios de salud.
En ese contexto, Peña explica que los partos de haitianas nada más en el hospital Cabral y Báez se han quintuplicado y superan la cantidad de parturientas dominicanas. Esa misma realidad se percibe en otros centros de salud.
“Por eso encontramos que en una área preparada de la Unidad de Emergencia para observaciones no mayor de 24 a 72 horas, muchos pacientes de diferentes enfermedades duran más de 90 días”, insistió.
Indica que ese sistema fue instalado en 1978 justamente cuando se inauguró el hospital.
Para García, la situación del Cabral y Báez no es tan crítica como la quieren pintar y revela que allí emergen muchos intereses políticos, económicos y gremialistas.
“Quienes son los que manejan los pacientes, médicos y enfermeras, y si entonces ellos dicen que hay un mal servicio y que hay problemas en la atención, pues, sencillamente ellos mismos se están incriminando”, precisa el portavoz.
En cuanto al área de Emergencia, considera que habría que ver cuáles son las causas de esos problemas, pero insiste que son médicos y enfermeras los que tratan y tienen contacto con los pacientes que van a esa unidad.
A este respecto, el presidene del Sindicato Nacional de Trabajadores de Enfermería, Silvano Geraldino explicó que en el hospital de Cienfuegos a una embarazada se le practicó una cesárea y la retuvieron porque ni ella ni sus familiares tenían los cinco mil pesos que le reclamaba la administración como cuota de recuperación.
Pero también expresa que en el hospital zonal de Navarrete, a otras dos embarazadas les negaron atenciones médicas de emergencia cuando acudieron a dar a luz, porque se descubrió que no tenían los seis mil pesos que les exigieron como cuotas de recuperación.
“Pero peor aún a una señora que trabaja en ese centro de salud de Navarrete, le hicieron un procedimiento y le estaban cobrando 2,500 pesos, pero ella les dijo que no tenía ese dinero, pero finalmente se lo dejaron en 2,000 pesos, pero sus familiares apenas reunieron 1,500, la administración los aceptó, pero le descontaron del sueldo los otros restantes 500 pesos que faltaban por pagar”, denuncia. Según Geraldino, estos hospitales, sobre todo los periféricos, necesitan mejor gerencia y abogó porque se dé mejor uso al dinero acumulado por las cuotas de recuperación que se les cobra obligatoriamente a los pacientes pobres.
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