SANTO DOMINGO. Las imprudencias cometidas por choferes de carros y guaguas del transporte público son una constante en avenidas principales del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, que a diario contribuyen a que el tránsito se torne cada vez más caótico, especialmente en las horas pico.
El empecinamiento de ganarse el pan de cada día ha obligado a muchos conductores a irrespetar la luz roja del semáforo, estacionarse en paralelo, manejar de forma temeraria, arrancar antes de que el pasajero cierre la puerta del vehículo al bajar, e incluso, hablarle autoritariamente a los usuarios por olvidar pedir su parada a tiempo.
“Esto se ve a diario, a cada momento, la obstrucción del tránsito para recoger más pasajeros. Es un desorden que ha venido desde años, y que no se le ha puesto atención”, aseguró el experto en seguridad vial Mario Holguín.
El caos en el transporte público es corroborado por el chofer Héctor Caro. Con 20 años en el sector choferil, reconoció que él y sus compañeros utilizan la “fuerza brutal” para montar la mayor cantidad posible de usuarios.
Dijo que su acción se justifica en que, diariamente, debe pagar RD$1,800 al propietario de la guagua, y destinar igual cuantía para combustible. También, que debe desembolsar RD$800 al dueño de la ruta.
“Este es un transporte bruto. Tengo que hacerle un taponcito a los que vienen atrás para que los pasajeros se suban en mi guagua... porque si no lleno la guagua, no habrá dinero para resolver, y para llevarme mi dinerito en la noche. Una de las ideas es hacer tumultos y tapones”, admitió.
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