viernes, 17 de mayo de 2013

Fiscal de La Vega“No soy una moneda de oro para caerle bien a todo el mundo”


La procuradora fiscal de La Vega, Johanna Reyes, dice que se siente satisfecha con su trabajo público, porque a su juicio no le ha incurrido en ningún hecho que la obligue a pedir perdón por sus acciones, que asegura están estrictamente apegadas al marco legal e institucional. “Al que tenga una crítica, que busque el fondo de sus cuestionamientos, si es que lo tiene”, desafía.

¿Se siente usted satisfecha con los resultados de su trabajo?
La Fiscalía de La Vega ha podido alcanzar varias de las metas que tenía trazada esta gestión, entre ellas el que pudiera haber una estructura correspondientes y digna, tanto para el empleado público que trabaja en esta Fiscalía y sus dependencias, como para el que viene a recibir el servicio. Esto ha provocado que seamos más efectivos y que las personas se sientan cómodas. Otra de las metas era certificar la Fiscalía de La Vega dentro del modelo de gestión de fiscalías, de las que operan 31 en el país. También, estamos en el interés de autoevaluarnos y participar con el Ministerio de Administración Pública, en lo que es esta premiación de autoevaluación en base a los nueve criterios de calidad. Está también el tema de la transparencia que siempre se cuestiona cuando es un funcionario público. Nos mantenemos con constantes auditorías que pedimos, de manera interna y externa, a la Contraloría General de la República.

Su relación con la comunidad vegana, ¿cómo es?
Como método de trabajo hemos tenido siempre acceso directo a la comunidad y los actores del sistema penal, porque el tema de justicia no es solamente policías, jueces, abogados y Ministerio Público. Para que pueda haber prevención, tengo que conocer el problema que está dándose en una comunidad en específico, para saber cómo atacarlo. Es un trabajo de todo el mundo. Nosotros vamos donde las comunidades y las comunidades vienen donde nosotros.

Hay quienes piensan y dicen cosas negativas suyas. ¿A qué lo atribuye?
Realmente, desde que vinimos aquí. El hecho de que en principio fuera formada en Santiago, no gustó mucho en La Vega. Es chocante que venga otra persona que se entienda que es de otro lado, a pesar de que soy vegana y de que mi familia materna vive en La Vega, y siempre ha sido así por más de 50 años. Nací en La Vega y me formé aquí en mi educación primaria, hasta los trece años. Mis abuelos, tíos y primos están todos acá. Entiendo que el dominicano tiene que trabajar donde le den la oportunidad. Por eso, no creía esto como un señalamiento justo. El hecho de que fuera una mujer de 27 años, también fue un poco chocante. Lo que hay que evaluar es si una tiene las condiciones o no para hacer el trabajo. Entiendo que (primero) se debe hacer para que se juzgue si lo hizo o no bien. Como en toda sociedad, hay personas que toman de un lado y que toman otro. Y tienen derecho a criticar y a juzgar. Cuando uno se pone el trajecito de funcionario público, uno no es una moneda de oro para caerle bien a todo el mundo. Siempre he invitado al que tiene una crítica, que busque el fondo de sus cuestionamientos, si es que lo tiene. Porque solamente dicen, ‘Johanna o la fiscal de La Vega es tal o cual cosa’. Hay que tener las bases para fundamentarlas.

El padre Rogelio Cruz se inscribe dentro sus críticos más acérrimos. ¿Por qué?
Desde que inició esta gestión, no solo el padre Rogelio, sino un grupo de siete u ocho han tenido una crítica fuerte y constante.  Yo digo que más que para esta gestión, contra mi persona, la cual no entiendo, porque aquí dentro debemos de ser juzgados por lo que hacemos a nivel laboral, como funcionario público. Lo personal, que no escapa al funcionario, porque tenemos que ser moralmente correctos también, tiene que ver un principio de moral y no de doble moral como funcionario. En ese orden, las críticas se han ido al plano personal; de falta de respeto, de difamación, de injuria. Pero, es un derecho que tienen las personas de expresarse. A mi me preguntan, ¿cuál es el problema? Y respondo que la problemática tienen que preguntársela a esas siete u ocho personas que durante tres años y siete meses se han mantenido sobre las mismas críticas, sin poderme decir de qué soy acusada. O sea, una acusación basada en una realidad o verdad jurídica que sea probable. Por eso, me gustaría que me dijeran, porque nunca la he visto concretizada. Con las altas y bajas, todavía no me he tenido que autocriticar y decir que me equivoqué de una manera que tenga que pedir perdón, porque trato de que mi accionar sea en base a la institucionalidad y la legalidad. Pero no le temo a eso ni a ninguna otra cosa.

Pero, ¿dónde y cómo entra el padre Rogelio en todo esto?
En una ocasión, él dijo que si tuviéramos más fiscales como Johanna Reyes, el país fuera diferente. O sea, que teníamos una buena comunicación. Luego, el tenía asignado un camión de Agricultura. El camión fue robado de enfrente de la Iglesia donde se encuentra. Él viene y pone la denuncia contra desconocidos. Es decir, nadie vio nada, nadie podía identificar qué fue lo que pasó. Simplemente, se robaron el camión. El fiscal de turno le toma la denuncia. Inicia la investigación. El padre tenía un seguimiento constante de su caso. De buenas a primeras, comienza a hacer él mismo su investigación. Entra a una casa y le dice a un señor que su camión es el que le robaron. El señor le presenta los documentos de su camión. El señor lleva su camión a la Fiscalía, voluntariamente. Cuando se le hacen las pericias en cinco lugares diferentes, se establece con los documentos que ese no era el vehículo robado asignado al padre Rogelio. Y entonces devolvimos el camión a su verdadero dueño.

Reflexión
Lo que hay que evaluar es si se tienen las condiciones para hacer el trabajo. Primero se debe hacer para luego juzgar si lo hizo o no bien”.

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