Dignificar con mejores salarios a los maestros es solo una parte de lo que podría ser la transformación total de la educación en la República Dominicana, en un tiempo donde tanto las instituciones como los mismos profesores están de acuerdo en que para ello, también es necesario que los docentes estén mejor preparados.
Los jóvenes que eligen la carrera de Educación en las universidades no gozan de la mejor reputación entre los académicos. Muchos de esos alumnos por lo general proceden de sectores marginados, fueron educados en escuelas públicas y es su deseo de profesionalizarse lo que los motiva a estudiar, más que alcanzar un buen sueldo. Se trata de una clase estudiantil que elige el magisterio, porque por lo general le faltan recursos para pagar otra profesión o sus limitaciones académicas son tales que sorprendentemente, los orientadores de las universidades les dicen que lo mejor que pueden hacer es inclinarse por la carrera de Educación.
El presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), Eduardo Hidalgo, entiende que las facilidades que les ofrecen a los jóvenes de la carrera son muy amplias y por ello deciden la docencia. “Los estudiantes de familias pobres no tienen para costearse otra carrera y al final ellos (alumnos) dicen que lo que quieren hacerse es profesionales”, apunta.
Entre las facilidades que ofrece el Estado es que pueden adquirir becas y un empleo seguro. “Después de cuatro años de estudios (tiempo que dura la licenciatura) tienen garantizado un trabajo porque siempre hacen falta maestros”, refiere Hidalgo.
El panorama general se puede traducir en lo siguiente: Hablemos de un maestro que no asistió a la mejor escuela y que compartió su tiempo de trabajo con estudios por sus necesidades, ya que muchos también son hijos de padres no profesionales. Es posible encontrar entonces a un profesor que no haya visto nunca una obra de teatro, apunta una académica de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Por todo esto, no es de extrañarse de la calidad educativa que muestran los estudiantes de la carrera y de la mala reputación que tienen por las tantas “lagunas” con que llegan a la universidad.
Estudios de diagnóstico
El Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (Inafocam), la institución que funciona como enlace entre estudiantes de pedagogía e instituciones de educación superior para fines de becas, ha realizado estudios donde han determinado las áreas en que la educación necesita mayor atención, las cuales utilizan para diseñar estrategias de solución y mejoría del sistema.
La directora del organismo explicó que entre los resultados más importantes está el hecho de que los maestros manejan poco contenido de la materia que imparten. “Eso tiene su lógica, porque la formación que han estado recibiendo es una formación general y un maestro de Básica es formado como tal, pero con esa licenciatura puede impartir clases desde primer grado hasta octavo y los programas de octavo son más complejos”, apunta Denia Burgos.
El director de formación y desarrollo profesional de esta institución, Miguel Moreno, explicó que producto de la investigación se determinó que los docentes necesitan más enriquecimiento cultural, involucramiento familiar del alumno y dignificar la labor docente. “Se entiende que si los aspirantes que estudian educación provienen a veces de los sectores más empobrecidos, de escuelas que sabemos debemos mejorar, de alguna forma debemos lograr que el maestro adquiera un bagaje cultural más amplio”, subrayó el experto.
También se concluyó en el estudio, que a los maestros se les debe de dar un mayor seguimiento dentro de las aulas y que en la calidad del tiempo en el estudio de la carrera es importante la frecuencia y buenos programas de pasantías.
Qué ofrecen las academias
La culpa de que un maestro no esté óptimamente preparado para dar docencia no puede recaer solamente en el profesor del nivel inicial, básico o bachillerato, cuando primero salió graduado de una escuela y posteriormente recibió un título universitario. Esta situación abre debates sobre quién tienen la culpa: ¿es la escuela que deja que los estudiantes lleguen a las universidades con precariedades, o son las mismas academias de educación superior que ofrecen a un nuevo maestro deficiente?
Carmen Evarista Matías, decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), entiende que las academias no pueden hacer mucho cuando un estudiante llega con faltas. “La gran mayoría de los alumnos en esta carrera vienen con serias deficiencias en las áreas fundamentales de lengua española y matemáticas… Un estudiante con esas deficiencias no podemos nosotros en cuatro años (tiempo de la carrera) revertir esa situación. Hay una cierta mejora, pero no es el egresado óptimo que necesita el sector educativo”, apunta.
Aunque la decana tenga razón, otros académicos entienden que las instituciones de nivel superior sí tienen parte de la culpa. Generalmente, refiere el rector del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (Isfodosu), Julio Sánchez Maríñez, las universidades privadas prestan más atención, a la hora de invertir y de ofrecer facilidades, a los estudiantes de carreras más prestigiosas, como medicina o ingeniería. “Las mejores atenciones coinciden con las carreras más costosas”, acotó.
Se alega que el estudiante de medicina o ingeniería necesita más laboratorios especializados para que ejecute las prácticas, pero a un alumno de educación también le hace falta un buen ambiente de estudio, una biblioteca equipada, internet disponible, apunta Sánchez Maríñez, quien añade que un porcentaje importante de esos estudiantes de escuelas privadas son becados. La directora del Inafocam entiende que cada institución tiene parte de la responsabilidad.
“Es un círculo vicioso que realmente tenemos que romper. Atacamos a los maestros porque no están haciendo su trabajo con la calidad requerida, pero esos maestros han salido de una universidad que les ha dado un título, y asimismo, la mayoría de esos maestros pasan por unos concursos del Ministerio de Educación para entrar en carrera”, apunta Denia Burgos.
El presidente del gremio que agrupa a los maestros entiende que el problema recae en todo el sistema educativo que “está enfermo”. “Hay que hacer un diagnóstico del sistema educativo. Falta adecuar y discutir una política de formación, y la formación debe ir más allá de una titulación”, entiende Hidalgo.
En la actualidad, los organismos nacionales están haciendo esfuerzos por la formación magisterial para la formación continua. El Inafocam, por ejemplo, ofrece becas para postgrados, diplomados, talleres y otros programas que benefician a miles de licenciados.
También existe una resolución del año 2011 del Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología para los nuevos programas de formación docente.
Su propósito es lograr una trasformación en la oferta curricular para los nuevos programas de formación docente. Esta resolución, 08-2011, atiende criterios como propiciar “que se asuma la profesión como un proceso de aprendizaje permanente, con sentido de identidad profesional, compromiso social y ecológico”.
La resolución, que establece la Normativa para los Programas de Formación Docente, también plantea una estructura de los planes de estudio enfocados en tres puntos: la formación general, que incluye contenido de cultura general para la formación integral de los estudiantes, la formación pedagógica, la cual incorpora tendencias y enfoques educativos actuales y prácticas de pasantía, y por último la formación especializada, con conocimientos sobre qué deben enseñar los docentes por niveles y ciclos. Algunas instituciones han asumido esta reforma curricular.
Voluntad y cambios
Las iniciativas y proyectos que se vienen ejecutando a favor de la educación dominicana suponen un cambio a largo plazo, que para lograr frutos trascendentes en el sector no puede ser descuidado por futuros planes políticos.
Los académicos entrevistados entienden que este es un momento en donde el sector educativo ha comenzado a levantar vuelo, para lograr que las futuras generaciones gocen de un sistema de calidad, que se reflejará en la sociedad dominicana.
Hoy, consideran los abordados sobre el tema, se debe de trabajar una política de formación docente que irá más allá de una titulación, de una transformación curricular y de dignificar a los maestros con sueldos atractivos, lo que a su vez permitirá que la labor docente no sea percibida como una carrera de poco prestigio, convenciendo así a jóvenes talentos para que elijan el magisterio.
Los jóvenes que eligen la carrera de Educación en las universidades no gozan de la mejor reputación entre los académicos. Muchos de esos alumnos por lo general proceden de sectores marginados, fueron educados en escuelas públicas y es su deseo de profesionalizarse lo que los motiva a estudiar, más que alcanzar un buen sueldo. Se trata de una clase estudiantil que elige el magisterio, porque por lo general le faltan recursos para pagar otra profesión o sus limitaciones académicas son tales que sorprendentemente, los orientadores de las universidades les dicen que lo mejor que pueden hacer es inclinarse por la carrera de Educación.
El presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), Eduardo Hidalgo, entiende que las facilidades que les ofrecen a los jóvenes de la carrera son muy amplias y por ello deciden la docencia. “Los estudiantes de familias pobres no tienen para costearse otra carrera y al final ellos (alumnos) dicen que lo que quieren hacerse es profesionales”, apunta.
Entre las facilidades que ofrece el Estado es que pueden adquirir becas y un empleo seguro. “Después de cuatro años de estudios (tiempo que dura la licenciatura) tienen garantizado un trabajo porque siempre hacen falta maestros”, refiere Hidalgo.
El panorama general se puede traducir en lo siguiente: Hablemos de un maestro que no asistió a la mejor escuela y que compartió su tiempo de trabajo con estudios por sus necesidades, ya que muchos también son hijos de padres no profesionales. Es posible encontrar entonces a un profesor que no haya visto nunca una obra de teatro, apunta una académica de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Por todo esto, no es de extrañarse de la calidad educativa que muestran los estudiantes de la carrera y de la mala reputación que tienen por las tantas “lagunas” con que llegan a la universidad.
Estudios de diagnóstico
El Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (Inafocam), la institución que funciona como enlace entre estudiantes de pedagogía e instituciones de educación superior para fines de becas, ha realizado estudios donde han determinado las áreas en que la educación necesita mayor atención, las cuales utilizan para diseñar estrategias de solución y mejoría del sistema.
La directora del organismo explicó que entre los resultados más importantes está el hecho de que los maestros manejan poco contenido de la materia que imparten. “Eso tiene su lógica, porque la formación que han estado recibiendo es una formación general y un maestro de Básica es formado como tal, pero con esa licenciatura puede impartir clases desde primer grado hasta octavo y los programas de octavo son más complejos”, apunta Denia Burgos.
El director de formación y desarrollo profesional de esta institución, Miguel Moreno, explicó que producto de la investigación se determinó que los docentes necesitan más enriquecimiento cultural, involucramiento familiar del alumno y dignificar la labor docente. “Se entiende que si los aspirantes que estudian educación provienen a veces de los sectores más empobrecidos, de escuelas que sabemos debemos mejorar, de alguna forma debemos lograr que el maestro adquiera un bagaje cultural más amplio”, subrayó el experto.
También se concluyó en el estudio, que a los maestros se les debe de dar un mayor seguimiento dentro de las aulas y que en la calidad del tiempo en el estudio de la carrera es importante la frecuencia y buenos programas de pasantías.
Qué ofrecen las academias
La culpa de que un maestro no esté óptimamente preparado para dar docencia no puede recaer solamente en el profesor del nivel inicial, básico o bachillerato, cuando primero salió graduado de una escuela y posteriormente recibió un título universitario. Esta situación abre debates sobre quién tienen la culpa: ¿es la escuela que deja que los estudiantes lleguen a las universidades con precariedades, o son las mismas academias de educación superior que ofrecen a un nuevo maestro deficiente?
Carmen Evarista Matías, decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), entiende que las academias no pueden hacer mucho cuando un estudiante llega con faltas. “La gran mayoría de los alumnos en esta carrera vienen con serias deficiencias en las áreas fundamentales de lengua española y matemáticas… Un estudiante con esas deficiencias no podemos nosotros en cuatro años (tiempo de la carrera) revertir esa situación. Hay una cierta mejora, pero no es el egresado óptimo que necesita el sector educativo”, apunta.
Aunque la decana tenga razón, otros académicos entienden que las instituciones de nivel superior sí tienen parte de la culpa. Generalmente, refiere el rector del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (Isfodosu), Julio Sánchez Maríñez, las universidades privadas prestan más atención, a la hora de invertir y de ofrecer facilidades, a los estudiantes de carreras más prestigiosas, como medicina o ingeniería. “Las mejores atenciones coinciden con las carreras más costosas”, acotó.
Se alega que el estudiante de medicina o ingeniería necesita más laboratorios especializados para que ejecute las prácticas, pero a un alumno de educación también le hace falta un buen ambiente de estudio, una biblioteca equipada, internet disponible, apunta Sánchez Maríñez, quien añade que un porcentaje importante de esos estudiantes de escuelas privadas son becados. La directora del Inafocam entiende que cada institución tiene parte de la responsabilidad.
“Es un círculo vicioso que realmente tenemos que romper. Atacamos a los maestros porque no están haciendo su trabajo con la calidad requerida, pero esos maestros han salido de una universidad que les ha dado un título, y asimismo, la mayoría de esos maestros pasan por unos concursos del Ministerio de Educación para entrar en carrera”, apunta Denia Burgos.
El presidente del gremio que agrupa a los maestros entiende que el problema recae en todo el sistema educativo que “está enfermo”. “Hay que hacer un diagnóstico del sistema educativo. Falta adecuar y discutir una política de formación, y la formación debe ir más allá de una titulación”, entiende Hidalgo.
En la actualidad, los organismos nacionales están haciendo esfuerzos por la formación magisterial para la formación continua. El Inafocam, por ejemplo, ofrece becas para postgrados, diplomados, talleres y otros programas que benefician a miles de licenciados.
También existe una resolución del año 2011 del Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología para los nuevos programas de formación docente.
Su propósito es lograr una trasformación en la oferta curricular para los nuevos programas de formación docente. Esta resolución, 08-2011, atiende criterios como propiciar “que se asuma la profesión como un proceso de aprendizaje permanente, con sentido de identidad profesional, compromiso social y ecológico”.
La resolución, que establece la Normativa para los Programas de Formación Docente, también plantea una estructura de los planes de estudio enfocados en tres puntos: la formación general, que incluye contenido de cultura general para la formación integral de los estudiantes, la formación pedagógica, la cual incorpora tendencias y enfoques educativos actuales y prácticas de pasantía, y por último la formación especializada, con conocimientos sobre qué deben enseñar los docentes por niveles y ciclos. Algunas instituciones han asumido esta reforma curricular.
Voluntad y cambios
Las iniciativas y proyectos que se vienen ejecutando a favor de la educación dominicana suponen un cambio a largo plazo, que para lograr frutos trascendentes en el sector no puede ser descuidado por futuros planes políticos.
Los académicos entrevistados entienden que este es un momento en donde el sector educativo ha comenzado a levantar vuelo, para lograr que las futuras generaciones gocen de un sistema de calidad, que se reflejará en la sociedad dominicana.
Hoy, consideran los abordados sobre el tema, se debe de trabajar una política de formación docente que irá más allá de una titulación, de una transformación curricular y de dignificar a los maestros con sueldos atractivos, lo que a su vez permitirá que la labor docente no sea percibida como una carrera de poco prestigio, convenciendo así a jóvenes talentos para que elijan el magisterio.
El papel de la formación continua
La formación de maestros supone una capacitación integral que abarca, incluso, el buen funcionamiento de las escuelas y una educación permanente. En esta gestión, el Gobierno se ha propuesto integrar en programas de educación continua a unos 60 mil educadores, de acuerdo con datos ofrecidos en el “Taller Consultivo para definir el marco de formación continua para los docentes dominicanos”, organizado por el Inafocam el pasado 3 de mayo. La consultora internacional y maestra Blanca Hermosilla fue invitada en este evento que formó parte del Marco de Formación Continua para los Docentes Dominicanos. Allí aseguró que, de acuerdo con su experiencia en el área, la situación por la que atraviesa la educación dominicana no es propia de aquí, sino que es una problemática habitual de otros países de la región.
El taller consultivo agrupó a representantes de la ADP, el MESCyT, universidades, colegios y entidades internacionales y de la sociedad civil para recoger experiencias de especialistas, a fin de definir un nuevo proyecto de formación continua.
Un estudio reciente titulado “Percepción de los jóvenes hacia la profesión docente”, del Inafocam, determinó que entre los aspectos más atractivos de la carrera de educación, están el aprendizaje continuo, además de contribuir a la sociedad y la independencia laboral. La misma investigación certificó que estos estudiantes provienen de familias con escasos recursos económicos y de padres con bajos niveles académicos.
El taller consultivo agrupó a representantes de la ADP, el MESCyT, universidades, colegios y entidades internacionales y de la sociedad civil para recoger experiencias de especialistas, a fin de definir un nuevo proyecto de formación continua.
Un estudio reciente titulado “Percepción de los jóvenes hacia la profesión docente”, del Inafocam, determinó que entre los aspectos más atractivos de la carrera de educación, están el aprendizaje continuo, además de contribuir a la sociedad y la independencia laboral. La misma investigación certificó que estos estudiantes provienen de familias con escasos recursos económicos y de padres con bajos niveles académicos.
EXPERTOS
Eduardo Hidalgo
Asociación Dominicana de profesores
Para el presidente de la ADP, los estudiantes de familias pobres no tienen recursos para costearse una carrera de mucha inversión, como ingeniería o medicina, por lo que optan por la carrera de educación, no necesariamente por vocación, sino, en ocasiones, por necesidad de asegurar un empleo.
Asociación Dominicana de profesores
Para el presidente de la ADP, los estudiantes de familias pobres no tienen recursos para costearse una carrera de mucha inversión, como ingeniería o medicina, por lo que optan por la carrera de educación, no necesariamente por vocación, sino, en ocasiones, por necesidad de asegurar un empleo.
Denia Burgos
Directora del Inafocam
El Inafocam determinó mediante un estudio que los profesores tienen un bajo dominio de las materias que imparten, además de la desventaja de que en los centros de formación docente no reciben las instrucciones necesarias para las ramas en las cuales se puedan destacar como profesores.
Directora del Inafocam
El Inafocam determinó mediante un estudio que los profesores tienen un bajo dominio de las materias que imparten, además de la desventaja de que en los centros de formación docente no reciben las instrucciones necesarias para las ramas en las cuales se puedan destacar como profesores.
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