Una persona se dio por desaparecida y una veintena resultaron heridas por el tornado, informó la agencia noticiosa ANSA, y agregó que la planta de Ilva sufrió daños significativos.
Los propietarios de la planta, que es un pilar importante de la economía en la región de Tarento, dijeron el lunes que cerrarían la instalación, lo que asestó un golpe a los esfuerzos del gobierno por mantener la fuente de trabajo de 12.000 empleados, mientras los gerentes salían al paso de informes sobre una elevada incidencia de cáncer en el área.
El anuncio se produjo después que la policía, en base a órdenes judiciales, se incautó de productos de acero destinados al mercado. Ilva dijo que la requisa violaba la autorización del gobierno a continuar sus operaciones mientras lidiaba con los problemas ambientales, y agregó que de ese modo era imposible vender sus productos.
Los operadores de la planta afirmaron que las emanaciones tóxicas fueron reducidas, y el ministerio ambiental ha supervisado los esfuerzos por limpiar la planta y evaluar los riesgos a la salud.
Los trabajadores irrumpieron el martes en la planta para protestar por el anunciado cierre, cuya fecha no se ha decidido.
El primer ministro Mario Monti se propone reunirse el jueves con los ejecutivos de la planta para discutir la situación.
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