Las huelgas no dan tregua en el Cibao

A pesar de que el país vive una etapa de transición gubernamental, las protestas en reclamo de obras y servicios son permanentes en pueblos del Cibao.
En los barrios de Santiago no pasa un día  sin un reclamo de asfaltado de calles, mejoría en el servicio de agua potable o marcha contra los apagones y altas facturaciones de Edenorte.

En El Caimito Afuera, en La Vega, sus moradores protestaron la pasada semana porque llevaban más de 15 días sin recibir agua potable, así como por el mal estado de la carretera.

Una situación similar se vivió en la comunidad de Hato del Yaque, donde también quieren calles y mejoría de los servicios.

Los comunitarios de la calle 10 de Gurabo se suman a la lista de los poblados que  reclaman mejoría en las condiciones de las vías, prometidas por las autoridades.

Otros de los sectores que ha salido a reclamar para que terminen obras y se cumplan promesas es La Otra Banda, donde las autoridades dispusieron arreglar sus calles antes de las elecciones y no lo hicieron.

Llama la atención que todas estas comunidades se involucran en las protestas mientras Licey y Navarrete, municipios caracterizados por estos movimientos, se han mantenido al margen a pesar de que las autoridades no cumplieron con muchas de las promesas que se hicieron en el pasado proceso electoral. A pesar de las quemas de neumáticos y de escombros lanzados a las vías, en estas comunidades nadie ha resultado lesionado.

Sin embargo, en el municipio Salcedo, de la provincia Hermanas Mirabal, ha ocurrido todo lo contrario.

Las llamadas organizaciones populares iniciaron un paro por 48 horas, protesta que luego extendieron por un día más para reclamar el esclarecimiento de la muerte de un deportistas a manos de la Policía, la que no se aclaró.

Al final de esos tres días se agregaron tres muertos y decenas de heridos y detenidos. Luego de un entendimiento con las autoridades, el paro fue levantado con la promesa de que se investigará.

Ni en el caso de Salcedo ni en los citados anteriormente hubo respuesta a los reclamos. Los muertos fueron sepultados, las calles siguen intransitables, no hay agua en muchas comunidades por un déficit en la producción y los apagones continúan hasta en los circuitos denominados 24 horas.