En estos días después de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, los evangelios hablan de las apariciones de Jesús a los discípulos, y de cómo ellos se resistían a creer. Muchos de nosotros todavía tenemos esa incredulidad y vamos por el mundo buscando sin creer en nada, solo en nosotros mismos, en lo que podemos ver y palpar, pero cuando encontramos ese amigo que nunca nos falla y que está siempre presente a la hora que lo necesitemos, el amigo fiel, como pasa con muchas personas y también pasó conmigo, y puedo decir que El Señor me ha dado la fortaleza y la tranquilidad de espíritu que necesitaba.
Dejé atrás muchas barreras para seguir a ese Jesús que un día me llamó por mi nombre para que lo siguiera y yo le dije que SI, así grande como lo escribo, porque no me he arrepentido y nunca me arrepentiré.
El Señor aquel día que se le apareció a los discípulos les dio la paz y hoy nos la da a nosotros también, para que podamos ser testigos de su Resurrección.
Aleluya.
Veo que Cristo está tan presente hoy en la Eucaristía como cuando estuvo con los apóstoles y que nosotros al saborear y poder vivir este Evangelio tenemos para transmitir a nuestros hermanos en Cristo ese amor y paz que nuestro hermano mayor nos da. El Señor nos enseña y nos dice que debemos llevar la paz adondequiera que vayamos.
Veo que Cristo está tan presente hoy en la Eucaristía como cuando estuvo con los apóstoles y que nosotros al saborear y poder vivir este Evangelio tenemos para transmitir a nuestros hermanos en Cristo ese amor y paz que nuestro hermano mayor nos da. El Señor nos enseña y nos dice que debemos llevar la paz adondequiera que vayamos.
Al reflexionar sobre este Evangelio y estudiando las herramientas, que me enseñaron cuando participé en ese hermoso fin de semana en Casa San Pablo realizando el Cursillo de Cristiandad y hoy viviendo mi 4.° día, he podido ponerlas en practica para ser mejor cristiana y a la vez hacerme más amiga de Jesucristo.
Para nosotros poder estar en sintonía con nuestro ambiente debemos ir efectuando una conversión personal, donde uno tenga más fe y confianza y brindarle a las personas a nuestro alrededor más amor, comprensión y paz, pues si queremos que el mundo cambie debemos ir nosotros cambiando primero para que todo a nuestro alrededor cambie, y poder ser testigo de esa transformación.
Hasta mañana en la comunión.
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