Martelly, conocido popularmente como “Sweet Micky”, obtuvo el 67.57% de los sufragios emitidos el 20 de marzo pasado, frente al 31,74% de la exprimera dama Mirlande Manigat, una intelectual que salió puntera en la primera vuelta de las elecciones.
Tras conocer los resultados electorales, pendientes de confirmación el 16 de abril, Martelly, quien asegura que su proyecto presidencial representa el sueño de muchos haitianos, dijo que el triunfo no fue suyo, sino “del pueblo”, según la página digital de la emisora Radio Kiskeya.
De esta forma, el candidato de la formación Respuesta Campesina sustituirá en mayo próximo a René Préval, el único presidente democrático haitiano que completó dos períodos de Gobierno de cinco años, ya que ejerció por primera vez el poder durante el quinquenio (1996-2001).
La proclamación de los resultados desencadenó de inmediato un estallido de júbilo en numerosos barrios de la capital, Puerto Príncipe, donde se escucharon disparos y se lanzaron fuegos artificiales para festejar el triunfo del cantante y se pudo observar a muchos jóvenes por las calles vestidos con camisetas de color rosa, el utilizado por Martelly durante la campaña electoral.
Miles de personas salieron a las calles para celebrar la victoria de Martelly, conocido también como “Tet Kale” (“cabeza rapada” en creole, lengua oficial de Haití junto al francés).
Muchos de los manifestantes portaban fotos de Martelly y lanzaban gritos de alegría por la victoria de camino hacia Champ de Mars, la gran plaza donde se ubica el semiderruido Palacio Presidencial, hoy convertida en campamento para los afectados del terremoto de enero de 2010.
Los manifestantes pidieron que Martelly juzgue a Préval por toda la miseria que viven miles de haitianos, en particular los habitantes de los campamentos de desplazados por el terremoto, donde se calcula que siguen unas 850.000 personas.
La culminación del proceso electoral en Haití supone el comienzo de la reconstrucción de la nación, desolada por el sismo del 12 de enero de 2010 que causó más de 31,000 muertos, más de 300,000 heridos y 1,5 millones de damnificados.
El nuevo plan de ayuda podría incluir el refuerzo de la misión de Naciones Unidas en el empobrecido país, conocida como MINUSTAH. “Si esta es la década de Latinoamérica, si todos estamos progresando, no podemos dejar rezagado a Haití”, dijo Néstor Osorio, embajador colombiano ante Naciones Unidas y presidente del Consejo de Seguridad durante el mes de abril.
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