Desde la pasada semana, el desbordamiento del río Licey y de cañadas que nacen en la cordillera Septentrional, comienzan a causar daños y muchos temen que esta comunidad pueda quedar sepultada por un alud como sucedió con su vecinos de Carlos Díaz, comunidad que desapareció el 10 de febrero del 2009. En esa ocasión fueron 487 familias las desplazadas.
Los deslizamientos de tierra amenazan además con dejar incomunicada la carretera entre Licey al Medio y Tamboril, la que ya en varios tramos presentan derrumbes que impiden el paso vehicular.
Albania Ureña, una de las afectadas narró a El Caribe el momento difícil que vivió al ver como la tierra quedó encima de su casa de madera y zinc. Junto a su esposo, Jorge Inoa, y sus tres hijos está refugiada en casa de vecinos.
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