Es conocido como “Roberto” en todo Sabana Perdida. De acuerdo a los residentes de la zona, la falta de alimentación y el “exceso de estudio” le han llevado a caminar por cada uno de los rincones de esta población ubicada en el municipio Santo Domingo Norte. Al caminar, le habla y gesticula a un amigo que solo él puede ver, pero “sus conversaciones” terminan, en la mayoría de las ocasiones, en alteraciones de su comportamiento.
Su madre vive en los Estados Unidos, y solamente cuando ella viene al país, de acuerdo a vecinos consultados, “Roberto” asiste a tratamiento médico. Su hermana, con quien vivía, lo abandonó, dicen los vecinos, “porque tenía una vida que vivir”.
El destino le ha llevado a caminar por la avenida V Centenario, una vía de paso rápido en la capital. Con su mano derecha sujeta un envase plástico de una bebida hidratante, llevándolo en varias ocasiones a su nariz, mientras con su mano libre se expresa de forma acelerada, sin siquiera percatarse de la rapidez con la que los vehículos pasan junto a él. Muchas historias como la de “Roberto” encuentran a sus protagonistas en las calles del Gran Santo Domingo, y son el producto de las enfermedades mentales y el abandono familiar.
El siquiatra precisó que no todo el que deambula por las calles es un enfermo mental, como es la creencia de muchas personas, haciendo referencia a que una buena parte de quienes caminan y viven en las calles del país son mendigos que han recurrido a esta práctica para poder subsistir. Al ser cuestionado sobre la cantidad de dinero promedio que se necesita para cubrir el tratamiento de un paciente mental, el doctor Gómez explicó a LISTÍN DIARIO que, incluyendo la alimentación y el tratamiento médico, el costo es de unos 15,000 pesos al mes.
Pero en la opinión de la siquiatra Marianelis Pérez, del Centro Médico Real, la culpa básica de que existan tantos enfermos mentales en las calles del país recae en las familias, por entender que se necesita de una mayor atención a los pacientes.
“La familia va la primera vez muy preocupada por resolver el problema, cuando vuelve la segunda o la tercera vez con ellos (los pacientes) ya están medio acostumbrados al malestar y finalmente se desentienden de los pacientes”, precisó.
De acuerdo a Pérez, es importante que las familias de los enfermos mentales se preocupen por ellos, asumiendo y apoyando a sus parientes en el tratamiento de la enfermedad, considerándolo como un punto fundamental para la readecuación de los enfermos mentales.
“Aparte de lo que pueda hacer el siquiatra, es importante ver qué quiere la familia, que la familia se preocupe por ellos, que les den seguimiento”, aseguró la siquiatra.
Para los enajenados mentales, según las declaraciones de Marianelis Pérez, no existe una cura, pero sí se puede controlar la enfermedad al suministrarles periódicamente los medicamentos a los pacientes.
“No tenemos la panacea, no tenemos la cura, pero sí el control”, afirmó Pérez.
La mayor cantidad de camas destinadas a asistir a los enfermos mentales se encuentran en el Hospital Siquiátrico Padre Billini, que cuenta con 130 de las 165 que posee el país. Le sigue el Hospital San Vicente de Paúl, en San Francisco de Macorís, con 12, mientras que los Hospitales Juan Pablo Pina y Francisco Moscoso Puello tienen 10 y 8, respectivamente. La lista la completa el Hospital Luis E. Bogaert con cinco.
En la actualidad el Ministerio de Salud Pública cuenta con un programa denominado “Centros de Día”, que inició tras la fundación el 26 de octubre de 2005 del primero de estos establecimientos en el sector Gualey.
Este centro cuenta con un siquiatra, una enfermera, un sicólogo y un trabajador social. En planes se encuentra abrir nuevos centros en La Vega, San Pedro de Macorís, San Cristóbal, Barahona y San Francisco de Macorís.
El centro de Gualey tiene en estos momentos 20 usuarios que asisten al proceso de rehabilitación, de los cuales 11 sufren trastornos bipolares y 9 de esquizofrenia.
Durante el año 2009, según reseña el informe, se realizaron 302 intervenciones siquiátricas. Las autoridades de salud mental intervinieron en 2010, según a las estadísticas de Salud Pública, a unas 301 personas, las que fueron ingresadas en el Hospital Padre Billini, referidas al centro de Día y al hospital de Día. La Organización Panamericana de la Salud precisó en el año 2008 que en el país se dedica a la salud mental menos del 1% de fondos en atenciones de salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario