Ginebra (EFE).- Las agencias de Naciones Unidas están en alerta y se preparan para hacer frente a las eventuales devastadoras consecuencias del huracán "Tomas" que, si no cambia de trayectoria, impactará en Haití hacia el próximo viernes, una situación que agravará la epidemia de cólera que afronta el país.
"Incluso en el caso de que 'Tomas' sólo peine Haití, exacerbaría la epidemia (de cólera), y facilitaría el contagio de la enfermedad en Puerto Príncipe, donde un tercio de la población sigue viviendo en campamentos", señaló en rueda de prensa el portavoz de la Organización Mundial de la Migración, Jean Philippe Chauzy.
Los últimos datos aportados el pasado día 30 por el Ministerio de Salud de Haití revelaron que han sido detectados 4.764 casos de cólera y que ha habido 337 muertos.
Según la Organización Mundial de la Meteorología (OMM), el huracán se ha convertido en las últimas horas en una depresión tropical, lo que reduciría el impacto, una situación que podría volver a cambiar antes de que llegue a las costas haitianas el viernes.
Anticipándose a una nueva catástrofe en el ya devastado país, las agencias de Naciones Unidas se organizan para evitar nuevos perjuicios, dado que son conscientes que el impacto de "Tomas" puede tener enormes consecuencias.
"Trabajamos sobre el peor escenario de que 500.000 personas queden afectadas. Se ha establecido un plan de contingencia gracias al cual se han situado camiones llenos de gasolina y cargados con comida lista para distribuir. Tenemos en stock alimentos para alimentar a 1,1 millones de personas en seis semanas", aseguró, a su vez, Elisabeth Byrs, portavoz de la Oficina de Coordinación de
Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).
Byrs explicó que se lleva a cabo una campaña de información en todas las radios públicas y privadas del país, en la que se alerta a la población del peligro y explica lo que se deberá hacer en función de la situación.
"Estamos diciendo a la gente que se prepare para ir a refugiarse a casas de amigos o familiares con estructura de cemento. Y para aquellos que viven aún en campamentos, les estamos distribuyendo lonas de plástico para protegerse ellos mismos y los pocos enseres que tengan", agregó Byrs.
Precisamente, Chauzy asumió que lidiar con los más de 1,3 millones de desplazados internos provocados por el devastador terremoto del 12 de enero es un "reto enorme", entre otras cosas porque hay un riesgo real de que haya deslizamientos de tierra.
"Hay muchos campos que corren el riesgo de deslizamiento de tierras. Para esos campos la acción más prudente sería la evacuación inmediata", aseveró el portavoz de la OIM.
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